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El segundo hijo: ¿cómo dividirse en dos?

Creo que toda mi vida he tenido muy claro que tendría mas de un hijo y que intentaría que se llevaran menos de 4 años. En gran parte supongo que esto está condicionado por mi propia experiencia personal. Yo fui hija única hasta los 14 años y recuerdo envidiar durante toda mi infancia a los niños que tenían hermanos. Frecuentemente miraba en la playa, en los restaurantes, en los centros comerciales a aquellos que estaban jugando con su hermano y me provocaba cierto sentimiento de soledad. Aún a día de hoy, aunque mi hermano es maravilloso y no lo cambiaría por nada, siento que me pierdo y me he perdido muchas cosas por el hecho de que no tengamos la misma edad. Me habría gustado que hubiéramos ido a la vez a la universidad, haber compartido los largos días estudiando y también las noches de fiesta. También me gustaría que mis hijos tuvieran primos de su edad y que compartiéramos la experiencia de la paternidad. Aunque soy consciente de que en muchos casos la gente tiene hermanos con los

Los abuelos cuidadores

Hoy en día la falta de conciliación y los sueldos tan bajos que hay en España hacen que cada vez sea más frecuente la figura del padre-abuelo. A menudo me encuentro a pacientes que me explican que cada día se levantan a las 7 de la mañana porque les traen a sus nietos y generalmente los padres no van a recogerlos hasta las 18 o 19 ( y en algunos casos más). Cuando el niño es menor de 3 años, conlleva tenerlo todo el tiempo; hacer biberones, cambiar pañales, llevarlo en brazos, preocuparse cuando está enfermo, llevarlo al parque, enseñarle a andar, a hablar, a controlar esfinteres ... Si el niño es mayor de 3 años implica llevarlo al cole, vigilar que se relacione bien, que haga deberes, relacionarse con otros padres de 30 años menos... Muchos de estos abuelos me explican que se sienten sobrecargados; les duele la espalda, están cansados, no pueden quedar con sus amigos y trabajan las mismas horas que antes de jubilarse. Pero lo más duro de esto es el estrés que genera tener un papel

La jubilación

Es increíble lo complicada que es la vida; durante muchos años nos machacamos a trabajar y sólo deseamos tener tiempo libre y, de repente, llega un día en que te jubilas y ese tiempo libre tan deseado se convierte en tu enemigo. Aunque trabajar sea duro, hay que reconocer que es muy positivo en muchos aspectos. Por una parte nos estructura el día y nos marca unos horarios y rutinas muy necesarios. También nos aporta relaciones sociales, nos mantiene activos y por supuesto, nos aporta dinero. Cuando estamos en activo solemos fantasear con la idea de que cuando nos jubilemos daremos rienda suelta a nuestros hobbies y a nuestra creatividad, haremos deporte y viajaremos alrededor del mundo. Con lo que no contamos, es con lo largos que son los días, con que el dinero es limitado ( y se gasta más cuanto más tiempo libre se tiene) y con que a esa edad no tendremos la misma energía que a los 30 o 40 años. En el momento de la jubilación uno se encuentra con que desde que se levanta hasta

La pareja tras la llegada de un bebé

Mucha gente tiene la errónea idea de que si su relación va mal la solución puede ser traer un niño al mundo. Esto es un tremendo error; no hay ninguna relación de pareja que mejore tras el nacimiento de un hijo; todo lo contrario, un niño conlleva mucho estrés, problemas y es una fuente inagotable de conflictos. Ya durante el embarazo en muchos casos aparecen los primeros conflictos. Para los hombres apenas cambia su vida. Sin embargo, las mujeres se sienten muy alteradas por los cambios hormonales. Además, aunque mucha gente te ve guapísima embarazada, es frecuente llevar mal el que te cambie el cuerpo. Y luego viene el hecho de que generalmente pasas de ser una trabajadora bien valorada a ser una "lacra" y empiezas a ver peligrar tu sitio. Inevitablemente , el hecho de que esta situación sea injusta daña la pareja. A menudo vienen mujeres embarazadas a consulta y me cuentan que mientras ellas están en casa engordando cada día y temiendo por su trabajo, sus parejas están t

Sobrevivir a la adolescencia

Hasta el día de hoy he hablado mucho de la educación de los hijos; pero siempre me he referido a niños. Hoy me gustaría hablar de adolescentes. Este es un tema que me apasiona; en mi práctica profesional me gusta mucho atender adolescentes ya que casi siempre establecen un buen vínculo con el terapeuta , tienen ganas de aprender, transmiten vitalidad, te ríes mucho con ellos y como es lógico en su mayoría maduran y mejoran. Pero he de confesar que aunque como psiquiatra me encanten, como madre me aterrorizan. Me recuerdo a mi misma discutiendo con mi madre por los horarios, enfadándome con ella cuando la ropa no me quedaba bien y sé que no dentro de tanto tiempo me tocará vivir esa situación en el otro papel. La adolescencia suele empezar en torno a los 12 años en las niñas y a los 14 en el caso de ellos. Es una época muy complicada en la vida ya que se deja de ser un niño para ser adulto y esa transición no es fácil. En primer lugar, se dan una serie de cambios hormonales qu

Los niños ante la muerte

Durante la infancia se aprenden muchas cosas aunque no todas tienen la misma dificultad. Los padres tienden a pensar que cosas como adquirir el lenguaje o lograr controlar esfinteres son muy complicadas; y obviamente lo son. Sin embargo, no son conceptos abstractos que cambien la vida de la persona cuando lo descubre. El primer concepto abstracto que adquiere el ser humano es el concepto del yo. Este concepto es muy complicado y es el que nos hace entender que somos seres únicos y no una prolongación del medio. Creo que de los mejores recuerdos que tengo de mis hijos es su cara frente al espejo cuando se dieron cuenta de que ellos eran el reflejo. Luego llega la época de reafirmarse como seres individuales, más comúnmente conocida como “la época del no”. Creo que cualquier padre sabrá a qué me refiero; los niños pasan un año aproximadamente diciendo que no por sistema a todo lo que se les dice, ofrece o propone. A pesar de la complejidad del concepto del yo, a los padres tampoco les

Que se entiendan entre ellos

Que se entiendan entre ellos, esa es la frase que usan muchos adultos para dar a entender que no se debe mediar en los conflictos de los niños. Lo curioso es que siempre la dice el padre o madre cuyo hijo está pegando o aprovechándose de los demás. Sinceramente, no puedo estar más en contra de esa frase; tanto como madre como psiquiatra tengo muy claro que mientras que los niños son pequeños debemos mediar en sus conflictos. Si hablamos de niños mayores ( más de 7-8 años) o de adolescentes, no debemos mediar pero sí supervisar que sean capaces de resolverlo solos. Hay dos grupos de niños: los que pegan y los que se dejan pegar. El que tu hijo sea de un grupo u otro depende fundamentalmente de la genética. Eso sí, con una buena educación se puede conseguir que logre un equilibrio ( no sea un abuón pero también sepa defenderse). El niño que pega empieza a despuntar al cumplir un año; más o menos cuando empieza a andar. Si los padres permiten esta conducta, ira a más; empezará pegando