Que se entiendan entre ellos

Que se entiendan entre ellos, esa es la frase que usan muchos adultos para dar a entender que no se debe mediar en los conflictos de los niños. Lo curioso es que siempre la dice el padre o madre cuyo hijo está pegando o aprovechándose de los demás. Sinceramente, no puedo estar más en contra de esa frase; tanto como madre como psiquiatra tengo muy claro que mientras que los niños son pequeños debemos mediar en sus conflictos. Si hablamos de niños mayores ( más de 7-8 años) o de adolescentes, no debemos mediar pero sí supervisar que sean capaces de resolverlo solos.

Hay dos grupos de niños: los que pegan y los que se dejan pegar. El que tu hijo sea de un grupo u otro depende fundamentalmente de la genética. Eso sí, con una buena educación se puede conseguir que logre un equilibrio ( no sea un abuón pero también sepa defenderse).

El niño que pega empieza a despuntar al cumplir un año; más o menos cuando empieza a andar. Si los padres permiten esta conducta, ira a más; empezará pegando a otros niños y acabará faltando al respeto a padres o profesores. Tampoco aprenderá a compartir y no tendrá ninguna tolerancia a la frustración. Cuando se le permite pegar se le transmite que todo vale y que siempre va a tener lo que quiera sin esperar, sin competir o sin esforzarse por ello. En cuanto sean más mayores y deban seguir normas y luchar por lo que quieren fracasarán estrepitosamente. Por otro lado, con el tiempo esos niños acaban solos. Como madre he de confesar que en todos los ambientes en los que se mueven mis hijos tengo fichados a los niños que pegan e intento que no se relacionen con los míos. Eso mismo lo hacen prácticamente todos los padres.

Pero, qué deben hacer los padres? Pues obviamente no hacer como si nada. Si tu hijo pega o quita los juguetes a los demás en la primera infancia debes corregirle la primera vez que lo hace y castigarle las sucesivas ocasiones en que lo haga. Los castigos han de hacerse en el mismo momento que acontece la conducta errónea y ser proporcionales. Por ejemplo, es un buen sistema si pega en el parque o en algún lugar de ocio castigarle yéndose a casa. También se puede castigar tirándole un juguetito a la basura. También se le puede ayudar tratando de enseñarle a empatizar; “imagínate cómo se ha sentido ese niño cuando le has empujado, se ha puesto triste “. No debemos pegarlos nunca ni levantar la voz pero sí hablar serios y mantenernos firmes en los castigos. Si esto se hace bien, lo normal es que a los 3-4 años estas conductas hayan desaparecido. Si a los 6-7 años no se ha conseguido que el niño deje de pegar mi recomendación es pedir ayuda profesional ya que puede haber un problema más grave detrás de todo esto.

El segundo grupo lo forman los niños a los que pegan; estos niños entienden que no todo vale y desde muy pequeños acatan normas. También suelen tener un desarrollo psicomotor avanzado. En estos casos también se debe intervenir; si dejamos que peguen a nuestros hijos les bajara la autoestima, sentirán que a nadie le importa sus sentimientos y acabarán teniendo miedo a transmitir sus ideas, a llevar la iniciativa y a mostrar sus habilidades. Si un niño está pegando a tu hijo, quitándole los juguetes o tratándole mal debes defenderlo. Obviamente hay que ser políticamente correcto; aunque como madre o padre sientas ganas de dar “cuatro voces “ basta con que separes a tu niño del otro y digas algo como “no se pega a los amigos “. A continuación mi recomendación es que hables con tu hijo en cuanto puedas y le expliques que el o ella vale mucho y no se debe dejar tratar mal por nadie. Yo a mis hijos siempre les digo que si alguien no se porta bien con ellos se defiendan ( a ser posible con la palabra o acudiendo a un adulto). En caso de que haya algún niño que sea reincidente les recomiendo que no jueguen con el, por lo menos hasta que cambie.

La obligación de los adultos es enseñar a los niños a respetar al prójimo y a vivir en sociedad. No se debe volver la cara ante la injusticia porque de lo que vean en sus padres aprenderán de cara al futuro.

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