Sobrevivir a la adolescencia

Hasta el día de hoy he hablado mucho de la educación de los hijos; pero siempre me he referido
a niños. Hoy me gustaría hablar de adolescentes. Este es un tema que me apasiona; en mi
práctica profesional me gusta mucho atender adolescentes ya que casi siempre establecen un
buen vínculo con el terapeuta , tienen ganas de aprender, transmiten vitalidad, te ríes mucho con
ellos y como es lógico en su mayoría maduran y mejoran. Pero he de confesar que aunque como
psiquiatra me encanten, como madre me aterrorizan. Me recuerdo a mi misma discutiendo con mi
madre por los horarios, enfadándome con ella cuando la ropa no me quedaba bien y sé que no
dentro de tanto tiempo me tocará vivir esa situación en el otro papel.
La adolescencia suele empezar en torno a los 12 años en las niñas y a los 14 en el caso de ellos.
Es una época muy complicada en la vida ya que se deja de ser un niño para ser adulto y esa
transición no es fácil. En primer lugar, se dan una serie de cambios hormonales que afectan al
ánimo, al control de impulsos, al pensamiento y obviamente al cuerpo. El adolescente ve en un
corto espacio de tiempo, como su físico cambia para convertirse en el cuerpo de un adulto. Estos
cambios físicos muchas veces son para bien, pero otras veces el cuerpo que ve la luz no es el
deseado con la consiguiente decepción, inseguridad y falta de autoestima. Por otro lado, los
adolescentes tienen que afrontar muchos cambios en el medio que a veces no son fáciles. Los
estudios empiezan a exigir más, las relaciones sociales se hacen más complejas y por primera
vez aparece el sexo opuesto en escena. Con todo esto quiero decir que ser adolescente no es
fácil.

Los chic@s pasan por una época de gran estrés y exigencia con ellos mismos. A esa edad las
expectativas son altas y todos esperan ser listos, guapos y populares. Como es lógico pocos
consiguen esto y los que lo consiguen generalmente tampoco llegan a estar satisfechos del todo.
Vamos, que según sales de la infancia te encuentras con un estrés mayor que el de un adulto y
encima no tienes los mecanismos para afrontarlo. Y cómo reaccionan todos los adolescentes del
mundo? Pagándolo con quien mas les quiere: sus padres. De forma que como padre o madre
pasas de tener una niña preciosa que le gustan las barbies a tener una chica que viste con un
gusto horroroso, intenta ocultarte todo y sólo quiere hacer lo que menos le conviene.
La verdad es que es una época complicada, de discusiones, malas caras y sobretodo mucha
preocupación. Yo no creo que haya sido especialmente problemática y sin embargo, sé que mis
padres han pasado incontables noches esperando que llegara la hora pactada y volviera a casa y
supongo que preguntándose si estaría bien y con quién estaría. Supongo que la mayor parte de
vosotros también habéis vivido lo mismo como hijos. Muchos pacientes me dicen que sus hijos
tensan la cuerda y no saben qué hacer; si sueltas cuerda puede que se pierda pero si sigues
tensando puede que la cuerda se rompa. Sinceramente, no es nada fácil y como es lógico todos
cometemos errores; tanto como padres como como hijos.

Las recomendaciones que os puedo dar son:
  • Vuestro hijo no es vuestro amigo. Obviamente es bueno tener confianza y que sientan que os pueden contar un problema pero también hay que mantener la distancia, nosotros ponemos las normas y somos la autoridad
  • Empatiza, acuérdate de cuando tú tenías esa edad. Si te cuesta acordarte pregunta a tus padres, fijo que ellos te cuentan cosas de tu adolescencia que vivieron como tú vives lo de tus hijos
  • Intenta que tus hijos empaticen; diles cosas como “imagínate como me siento si la persona que más quiero está haciendo cosas que creo que le perjudican”
  • Valora sus virtudes y sus logros; siempre que me siento orgullosa de mis hijos se lo digo y creo que esa costumbre no debe perderse cuando crecen
  • Intenta conocer a sus amigos. No hace falta hacerles un tercer grado pero es bueno saber quién son.
  • Habla de los tóxicos en casa, explícale que puede tener consecuencias fatales el entrar en ese mundo.
  • Respecto a las relaciones de pareja estate siempre dispuesto a escuchar sin juzgar. Todos hemos cometido errores con nuestras primeras parejas. Si a tu hij@ le dejan apóyale y mantente a su lado, no le digas lo que ha hecho mal porque él mismo puede darse cuenta 
  • Si ves que tu hij@ está solo y le cuesta hacer amigos no le presiones. Transmítele que tú siempre estarás a su lado y que los amigos llegarán. Si le presionas corres el riesgo de que consuma tóxicos o recurra a cosas negativas para intentar encajar Respeta su intimidad, aunque te cueste aceptarlo ya no es un niño pequeño que te cuente todo. Tiene derecho a tener su espacio y no debes mirar sus cosas ni su móvil salvo que creas que puede estar pasando algo grave
  • Cuando haya que castigarle, hazlo, de forma proporcionada. Intenta no castigarle con cosas que para él sean importantes como por ejemplo la fiesta de fin de curso.
  • No le reproches el que tú le mantienes o los sacrificios que haces por él; lo haces porque quieres y porque es tu obligación y no lo debes echar en cara
  • Intenta hacer cosas divertidas con él, aunque a veces es difícil no distanciarse debemos intentar minimizarlo. Hay planes que aunque ya no sea un niño puede disfrutar contigo; ciertos viajes, cine, conciertos..
  • No intentes superar tus frustraciones a través de tus hijos . Frecuentemente oigo a pacientes decir cosas como "yo siempre deseé viajar y no pude y ahora el no quiere salir de casa. Pues le voy a mandar a Inglaterra" Esto es un tremendo error; tú tuviste tu momento y él es una persona distinta. Debes respetar su personalidad y no pretender que sea un "mini-tu"
  • Insiste en la importancia de los estudios, si le va mal intenta averiguar la causa. Puede deberse a algo que no sea vagancia, como depresión, TDAH o cualquier otra cosa. Intenta escucharle y si hace falta recurre a un profesional
  • No compares nunca entre hermanos ni le compares con otros chic@s de su edad.
  • Valora sus esfuerzos; un cinco si se ha esforzado se debe premiar como un 10.
  • Mantente atento a sus sentimientos; una depresión en un adolescente puede ser muy grave por lo que si le ves llorar, abandonar su autocuidado o sus aficiones recurre a un Psiquiatra
  • Aunque el uso de las nuevas tecnologías es inevitable limita el tiempo que dedica a ellas ya que puede generar una adicción e intenta que pase tiempo al aire libre

Después de esta enorme lista de consejos sólo puedo desearos suerte y transmitiros todo mi
respeto ya que, como he dicho todavía no he vivido la adolescencia de mis hijos y estoy segura
de que me encontraré con problemas que aún no me imagino. También me gustaría transmitiros
que, como se suele decir la adolescencia es la única enfermedad que se cura, sólo hay que
esperar. Finalmente, como siempre hago, recordaros que siempre se puede recurrir a la ayuda
profesional y en adolescentes es mejor pecar de precavido y que te den el alta que arrepentirte
de no haber ido.

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