Feliz día de la madre

Como psiquiatra son frecuentes las consultas derivadas de la maternidad, antes de ser madre me
costaba entender a estas pacientes pero ahora frecuentemente me siento identificada con sus
sentimientos . Y es que seas como seas antes de tener hijos, con la maternidad aparecerán dos
sentimientos que tendrás que aprender a manejar: la incertidumbre y la culpabilidad.
El primero que aparece es la incertidumbre; ya desde el embarazo será nuestra compañera. Por
muy segura de ti misma que estés dudarás de todo; donde dar a luz, qué comprar, si dar el
pecho... Y cuando nace esto va a más. Frecuentemente mis pacientes me plantean sus dudas;
debería castigarle más a menudo o ser más permisiva? Qué colegio elijo? Debería aconsejarle
qué carrera hacer o es mejor que elija solo? Y si creéis que esto acaba algún día os equivocáis;
son múltiples las madres octogenarias preocupadas por la pensión que quedará a sus hijos o por
si deben decir a sus hijos que cuiden más su salud. Cuando me plantean estas dudas en mi
consulta se que en cierto modo mis pacientes esperan una respuesta. Me gustaría poder dársela
pero además de que no debo no puedo. Yo misma me encuentro frecuentemente en un mar de
dudas cuando se trata de mis hijos. La más mínima decisión para mí es trascendente porque se
trata de ellos y quiero que todo en su vida sea perfecto. Cuando tengo que decidir me baso en
mis principios, en mi intuición y en lo que he aprendido de mi propia madre. Sólo puedo deciros
que decidamos lo que decidamos lo importante es que siempre miramos por el bien de ellos y
que por mucho que lo deseemos no podemos eliminar el sufrimiento de las vidas de nuestros
hijos.
Y luego viene la culpa; las madres tendemos inevitablemente a culparnos; si nuestro hijo no
estudia es porque hemos sido muy tolerantes o porque hemos elegido mal el colegio, si está solo
es porque no le hemos sabido ayudar a hacer amigos, si se cae es porque no le estábamos
sujetando... me llamó la atención un paciente que ingresó por un primer episodio psicótico y su
madre me preguntaba insistentemente que qué había hecho ella mal para que esto pasara. No
hubo forma de convencerla de que lo que había pasado no tenía nada que ver con ella. Tampoco
ayuda mucho el hecho de que todo el mundo que nos rodea parezca saber más de cómo educar
a nuestros hijos que nosotras. Sinceramente creo que educar a alguien es lo más difícil que hay
en el mundo y no creo que nadie deba juzgar las decisiones que como madre tome otra persona.
Supongo que a estas alturas la gente que no tiene hijos y que pensaba que lo más duro eran las
noches sin dormir se estará preguntando porqué no solo tenemos un hijo, si no que repetimos. La
respuesta es complicada; tengo muchas pacientes con depresión postparto. Algunas lo están
pasando realmente mal pero todas coinciden en que si volvieran atrás harían lo mismo. En mi
opinión la maternidad te hace mejor persona, más fuerte, valiente y generosa . Y es que aunque
sea una gran responsabilidad también es un regalo el saber que siempre seremos parte de la
persona que será nuestro hijo.
Pero el verdadero motivo de tener hijos no es ese; tampoco es una necesidad biológica ni una
forma de intentar evitar la soledad de la vejez, aunque no podamos negar que todo eso está ahí .
El verdadero motivo por el que tenemos hijos es difícil de explicar. Por muchos términos que
usemos es imposible describir lo que una siente cuando ve nacer a su hijo, cuando le ve reír o
cuando le ve conseguir sus objetivos. Y es que si algo nos caracteriza a todas las madres es que
nada nos hace tan felices como los logros de nuestros hijos; de hecho llegamos a olvidarnos de
los nuestros propios. Hoy que es nuestro día me gustaría acabar quedándome con lo bueno de
este año; con la sonrisa de las madres de mis pacientes cuando les doy el alta, la de las madres
del cole en la función de navidad, la de mi propia madre con cada cosa buena que me ha pasado
este año y sobretodo con la mía cuando mi hijo ha empezado a decir mamá o cuando mi hija ha
escrito su primera letra.
Feliz día a todas y disfrutad de esas sonrisas que para preocuparnos ya tenemos el resto del año.

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